El destino quiso que Argus Helveg, profesor de física en la Universidad de Copenhague, se convirtiera en uno de los protagonistas de la historia desconocida del siglo XXI. Todo sucedió la noche del 16 de noviembre de 2004, cuando el maestro decidió darse un baño para despojarse de toda la tensión que había acumulado durante la jornada.
Nada más sumergirse en el agua caliente notó cómo sus músculos se ablandaban y su mente se evadía. La sensación no tardó en hacerse realidad: como si fuera un terrón de azúcar, su cuerpo empezó a disolverse hasta quedar reducido a un montón de moléculas que nadaban de forma errática.
Su esposa, la señora Anna Helveg, llegó a casa una hora después. Ignorando el funesto destino de su marido y extrañada al ver la bañera llena de agua tibia, retiró el tapón, provocando que el profesor se perdiera para siempre por las cañerías.
Años después, un pescador noruego afirmó haber encontrado la boca recompuesta del señor Helveg, que declaró: "Al contrario de lo que opinan los expertos, viajar a través de las cloacas ha sido la experiencia más enriquecedora de mi vida".