Cada cierto tiempo me gusta hacer un repaso de todas las experiencias vitales que merecen ser archivadas en mi memoria. Y de todas aquellas otras experiencias que aún no he vivido pero que me gustaría conocer antes de morir.
Y es curioso descubrir que mi naturaleza es autodestructiva. O masoquista si suena mejor.
Me doy cuenta de que hay chococientas experiencias desagradables que aún no he vivido. Y en el fondo tengo ganas de saber lo que son, por esto de saborear lo intensa que es la vida y esas cosas...
Sé lo que es estar enamorado de alguien.
Lo que es que sea algo correspondido.
Lo que es no estarlo y sentirte culpable.
Pero aún no sé lo que es no estarlo y no sentirte mal.
O lo que es estarlo de la persona que no debes.
Y en el fondo quiero saber lo que se siente, por mucho mal que pueda hacer.
Me gusta sentir la parte más visceral de una emoción negativa: las náuseas, el mareo, el temblor de piernas y brazos, la taquicardia, la falta de aliento... Un ataque de ansiedad puede ser una experiencia interesante.
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