Sólo los diamantes son para siempre. Todo lo demás, incluyendo las series de ficción, tienen fecha de caducidad. Y esta noche, en unas horas, tendrá lugar una de esas muertes televisivas que quedarán grabadas en el cerebro de unas cuantas personejas. Esta noche muere Lost.
No es que la serie sea un fenómeno (no, no lo es, y lo digo como un gran seguidor), sino que el fenómeno es el que se ha construido alrededor de ella. Cuánto dinero, cuántas pasiones y discusiones, cuántos hábitos modificados por una serie durante tantos años, desde aquel primer momento en el que conocimos la isla, los personajes, lo extraño...
No es que la serie sea un fenómeno (no, no lo es, y lo digo como un gran seguidor), sino que el fenómeno es el que se ha construido alrededor de ella. Cuánto dinero, cuántas pasiones y discusiones, cuántos hábitos modificados por una serie durante tantos años, desde aquel primer momento en el que conocimos la isla, los personajes, lo extraño...
No dejo de pensar en la fragilidad del momento que ocurrirá en unas horas. Me explico: es requisito imprescindible para que una serie sea recordada que su capítulo final sea o muy decepcionante o muy bueno. Y una cosa voy a decir: con total seguridad, con Perdidos ocurrirá una de esas dos cosas. Pasará a la historia jugándose su reputación a todo o nada. Estoy seguro de que esta noche pasará al infierno (regentado por Antonio Resines desde su impoluta cama) o al Olimpo (donde viven David el gnomo y esposa en forma de cerezo).*
Sea como sea, lo que más me preocupa en realidad es saber qué habrá después. No recuerdo haber vivido el final de una serie en toda mi edad adulta (¡glup!), así que tengo muchas preguntas: ¿qué pasa cuando algo tan grande acaba?; dentro de unos meses, ¿habrá sentimientos de pena o morriña?; ¿y dentro de diez años?...
Mañana viviré una hora y media muy intensa. Lo que me perturba será todo lo que venga después.
*Advertencia para quienes vayan a madrugar para ver el último capítulo: sed conscientes de que si es decepcionante, el hecho de madrugar va a multiplicar la decepción por dos (pero no tendrá tal efecto si el final es prometedor).
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