martes, 6 de abril de 2010

La paja en el ojo ajeno.

Esto de la sociedad avanzada y liberal, la cultura global de la información y el buen rollo anti-retrógrado no es más que una patraña. Hablando claro, en el sexo hay dos asuntos públicamente silenciados que me preocupan: el primero, los prejuicios contra la masturbación femenina; el segundo, la naturaleza de las fantasías sexuales de los hombres.


Por un lado, como digo, la rumorología popular dice que las mujeres no se masturban. O lo hacen menos que los hombres. Y si lo hacen, seguro que están haciendo mal (casi puedo oír al foro de la familia gritando: ¡Cerdas!).
Por mucho que Bibi(ana Aído) nos hable de paridad y demás movidas progre-guays aún estamos a años luz de ver a hombres y mujeres como iguales, por lo menos en el sexo. Pongo un ejemplo: así de primeras se me vienen a la cabeza siete formas diferentes de llamar a la masturbación masculina (haced cuentas y a ver si me sugerís alguna que no conozca). Y sólo dos nombres para la femenina. Y no es casualidad.


- Ellas no se tocan -nos decimos a nosotros mismos-. Son demasiado limpias para hacer algo así. Ni cagan, ni eructan...


Un hombre que se toca a diario es un hombre sano, o un pajillero en el mejor (ojo, que digo mejor) de los casos. Pero si lo hace una mujer, es una viciosa insatisfecha. En nuestra cultura, masturbarse es cosa de varones. Por eso tenemos que buscar tantos nombres diferentes para lo nuestro (y tan pocos para lo suyo).



Por otro lado, durante un tiempo me he tenido una gran duda: ¿en qué piensan los hombres cuando se masturban? A más de uno se lo he preguntado ya, pero sigo sin tener una respuesta clara. Supongo que a mí tampoco me gustaría que me hicieran esa pregunta, más que nada por miedo a quedar mal. Lo veo lógico.
Quiero decir que nadie nos ha enseñado a masturbarnos, a saber en qué debemos pensar cuando lo hacemos. En teoría, ningún hombre sabe cuál es la diferencia entre fantasear sanamente y ser un pervertido, ya que no hay forma de contrastarlo. No mientras siga existiendo este hermetismo.


Tal vez deberíamos darle una oportunidad a la libertad de expresión. Sueño con un mundo en el que las mujeres se asomen a la ventana para gritar a los cuatro vientos que se han tocado. Un mundo en el que los hombres se recomienden sus pensamientos más satisfactorios los unos a los otros como si fuera el catálogo de películas de IMDb.

4 comentarios:

  1. Me ha encantado tu post de hoy. Aplauso. Bravo. Plas-plas.

    Y es que el lenguaje es el reflejo de la sociedad. ¿O acaso la sociedad es la que condiciona al lenguaje? Un poco de ambas, diría yo.

    La mayoría de mis amigas sienten una vergüenza horrible a hablar de eso. Pero hay alguna que lo admite, y, la verdad, ¡ole! Poco a poco debería dejar de verse todo como un tabú tan tonto. Que todos tenemos necesidades, ¿eh? Seremos diferentes en muchas cosas pero en eso me parece que no.

    Y, bueno, con respecto a lo otro... me ha entrado la risa floja, la verdad. Creo que nadie me ha preguntado nunca con qué fantaseo cuando me masturbo... pero la idea del IMDb de pensamientos pajeriles me parece estupenda. ¡A patentarla YA!

    Un bico. ¡Me he explayado!

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  2. Gracias!!! Y puedes explayarte lo que te quieras, como si petas el servidor XD

    Yo creo que es más la influencia de la sociedad sobre el lenguaje que al revés...

    Oye! Y si tan buena idea te parece ya me puedes ir comentando!!! En qué piensas cuándo te tocas??? XD Que necesito ideas para montar la página!

    bks!

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  3. Wa pabo sys to rarunos, xq decis esa cosas tiooooooo xq. io n me toco xq soi puro

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