jueves, 8 de abril de 2010

Mírate, mírame, y llora.

No me gusta nada la gente que grita. Más allá de ser irritante para mis oídos y mi cabeza, me parece una muestra de vulgaridad, mala educación y falta de madurez. Quizá por eso odio tanto los programas de Telecinco.


Pero hay algo que me molesta aún más: la gente que ME grita. Como si fuese sordo. O estúpido.
Cuando alguien me grita, se gana un billete express al escalón de la calaña más bajuna. Pierde por completo la posibilidad de ponerse a mi altura, de ganarse mi admiración, respeto, interés o simple curiosidad.


Para mí, la mejor forma de desafiar a alguien no es ni subiendo la voz ni amagando arrear hostias. La mejor forma de hacerlo es con la más absoluta serenidad, la mirada fija y relajada, la sonrisa del psicópata (muy parecida a los "dientes, dientes" de la Pantoja) y la articulación del lenguaje más lenta y elegante que se pueda imaginar. O mejor aún, con el silencio. Llega un momento en el que incluso llegas a oír los pensamientos de la persona que tienes delante, ahogándose poco a poco en el ridículo y la incomprensión.



Y lo a gusto que se queda uno después...


Si a Supernanny le funciona, a los demás también. Y más aún teniendo en cuenta que la mayoría de los hombres son (somos) unos lerdos poco preparados para soportar la tortura psicológica.

2 comentarios:

  1. Es cierto que impone mucho más respeto que alguien te hable con una voz serena y con un tono correcto en un a situación de tensión, da bastante miedo xD

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  2. Yo lo uso y parece que funciona jejeje

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