lunes, 5 de septiembre de 2011

La entropía y el profesor Helveg.


El destino quiso que Argus Helveg, profesor de física en la Universidad de Copenhague, se convirtiera en uno de los protagonistas de la historia desconocida del siglo XXI. Todo sucedió la noche del 16 de noviembre de 2004, cuando el maestro decidió darse un baño para despojarse de toda la tensión que había acumulado durante la jornada.

Nada más sumergirse en el agua caliente notó cómo sus músculos se ablandaban y su mente se evadía. La sensación no tardó en hacerse realidad: como si fuera un terrón de azúcar, su cuerpo empezó a disolverse hasta quedar reducido a un montón de moléculas que nadaban de forma errática.

Su esposa, la señora Anna Helveg, llegó a casa una hora después. Ignorando el funesto destino de su marido y extrañada al ver la bañera llena de agua tibia, retiró el tapón, provocando que el profesor se perdiera para siempre por las cañerías.

Años después, un pescador noruego afirmó haber encontrado la boca recompuesta del señor Helveg, que declaró: "Al contrario de lo que opinan los expertos, viajar a través de las cloacas ha sido la experiencia más enriquecedora de mi vida".

2 comentarios:

  1. En primer lugar, el primer amor hetero siempre está TREMENDO!!!! Si ya encima juega en el otro equipo como para que sea feo, pues no, algo bueno te tienes que llevar recordandolo. (el mío medía metro ochenta, moreno, ojos azules y hacía deporte... todo un dios griego...)
    En segundo lugar, ¿qué? ¿Un hombre que se deshace en la bañera? Todo el mundo sabe que al bañarte no te deshaces, te conviertes en sirena (o triton), llegas al mar y allí conoces a un principe humano del que te enamoras.

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  2. Interesante relato, Eido. Efectivamente, perderse en esa cálida sensación que nos despoja de todo menos de la misma, es algo extraordionario y enriquecedor. Y siéntete privilegiado si llegas a sentirlo, porque no todos lo consiguen.

    Un fuerte abrazo,
    Manu UC.

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