viernes, 17 de febrero de 2012

Sea Londres, sea el amor.

Londres es la ciudad del futuro. Y no lo digo porque me parezca moderna (no hay más que fijarse en la forma de vestir de los ingleses), sino porque son varias las personas que conozco que se han marchado para empezar una nueva vida allí, con relativo éxito por ahora. Es la respuesta lógica de muchos ante la situación de asco y decepción que se vive en España.

Irse a trabajar como representante de una casa de Whiskey tampoco es mala idea.

El aire que se respira aquí es de un pesimismo sin precedentes: cualquier conversación con amigos y conocidos incluye los temas tópicos de la crisis económica o la falta de trabajo, todo el mundo parece llevar la palabra "desilusión" escrita en la frente y los quehaceres de antaño son ahora una carga que se lleva con el mínimo interés (véase, por ejemplo, la terrible dejadez que ha vivido este blog en los últimos meses).

Pero que nadie se alarme. Esta entrada no será triste ni reivindicativa. Tan solo pretende ser una pequeña prueba de que, de vez en cuando, se puede sonreír aunque estés con la mierda hasta el cuello. Y también es una alegato a favor del amor, ¡qué caray!

Algunas de las personas mencionadas al principio me han recomendado que yo también me proponga la emigración como remedio a todos mis males (cómo se nota que soy un encanto de persona y me quieren tener cerca). Mi respuesta es negativa, porque aún tengo mucho que hacer aquí y, sobre todo, porque estoy atado a la única razón (persona) que es capaz de llenarme plenamente de ilusión.

Ni él, ni yo (ni muchísima otra gente) estamos pasando por la mejor época de nuestra vida. Pero en cierto modo nos da igual. Estar juntos nos sirve como respiro y, lo que es más importante, como inspiración y motivación para cumplir ciertos objetivos: desde resucitar "el quinto gusto" hasta plantearnos proyectos en común. Es un poco difícil de explicar, pero el simple hecho de saber que tienes a alguien ahí es el mejor motor para la vida, incluso ahora.

En resumen: buscaos un novio y sonreíd, que si vamos a estar jodidos, al menos que sea jodidos pero contentos.

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