domingo, 11 de julio de 2010

Lo que me separa de la mala educación.

Estoy en la estación, comprando mi billete de vuelta. Detrás de mí hay bastantes personas haciendo cola. Cuando termino en la ventanilla me giro y me acerco a mi novio. Nos dirigimos hacia la salida para tomar un poco el sol mientras no llega el tren. Justo antes de atravesar la puerta oigo mi nombre. Miro a mi alrededor hasta ver una cara en medio de la multitud. Es una chica, con el pelo echado hacia atrás y unas grandes gafas de sol. Me resulta familiar, pero no la identifico hasta muestra sus ojos y habla: es una antigua compañera de clase.

- ¡Hola Edu! ¿Qué tal?
- ¡Muy bien! ¡Cuánto tiempo! ¿Y tú qué tal?
- Bien. Que... ¿de paseo por Santiago?
- Sí, vine a ver a mi chico. Está ahí - le señalo hacia atrás.

En ese momento recuerdo que tengo la mala costumbre de no presentar a la gente. Puede que sea mala educación, o simplemente que soy despistado. Para evitar confusiones e ir corrigiéndome decido presentárselo. Le pido que se acerque, que quiero presentarle a una amiga. En ese momento me doy cuenta de mi error.

¡Mierda!
No recuerdo su nombre.
¡Joder!
¿Y ahora qué hago?
¡Me cago en mi vida!
Ya no puedo volver atrás. ¡Piensa algo, rápido!

- Este... es Aser... mi novio - pronuncio lentamente para hacer tiempo.
No me queda otra opción. Me lanzo.

- Ella... es... una compañera de clase - dijo casi susurrando para disimular.

Mientras se saludan me fijo en su cara para tratar de averiguar si se habrá dado cuenta de mi despiste. Parece que no, pero no estoy seguro. Ella empieza a hablarme de su vida, del curso, de la gente. Yo muevo la cabeza arriba y abajo, mostrando interés, pero no escucho la mitad de las cosas porque no dejo de buscar su nombre en mi cerebro.
¡Ya está! ¡Ya me acuerdo!
Ahora sólo tengo que intentar meterlo en mitad de la conversación, con naturalidad.

- No veas el lío que tuvimos Cris y yo con los créditos. No sé si te enteraste... - me dice.
- Sí, algo comentó. Mandó un email diciéndonos "Ido y yo tuvimos muchísimos problemas con lo de la beca..." - respiro aliviado sabiendo que ya lo he resuelto, tarde pero eficazmente.


Mi vida es un cúmulo de despistes y olvidos. Recuerdo que hace años podía recitar mi libro de biología de memoria, palabra a palabra, con comas incluidas. Hoy no hago más que sudar frío cada vez que me encuentro con alguien conocido. No será la última vez que me falle la atención (o la memoria, no lo tengo muy claro), o que directamente quede como un maleducado. Supongo que es normal, que quienes me conocen tienen motivos para pensar eso. Esto me pasa por beber.

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