miércoles, 1 de septiembre de 2010

Y los Reyes Magos.

Se dice que entre los tres y los cuatro años de edad tiene lugar la primera gran decepción de la vida. Es ese momento en el que pasamos de ser bultos babosos a personitas preguntonas y nuestros padres y madres son nuestra principal fuente de información. El fallo ocurre la primera vez que nos responden con un "no sé" y nos hacemos conscientes de que ellos, lejos de ser perfectos, son tan limitados como nosotros.

No es la única decepción de la infancia. De hecho, no entiendo cómo la mayoría de la gente recuerda esos años como felices teniendo en cuenta la cantidad de palos que nos llevamos: descubrir que Papá Noel o el ratoncito Pérez no existen, ver los cadáveres de todos tus peces y tortugas viajando por el water hacia sabe Dios dónde, descubrir que a tus primos les han regalado ese juguete que tanto deseabas y a ti no, ver a David el gnomo convirtiéndose en árbol...

Luego, la pubertad no está tan mal. Aunque es el momento perfecto para darte cuenta de lo que odias a tu familia o de lo corrupto que está el Sistema (yo también estuve en contra del Sistema, aunque a día de hoy aún no sé lo que es), creo que todo lo malo que ocurre sólo ocurre en tu cabeza. Vamos, que no creo que sea una época decepcionante, simplemente nos volvemos gilipollas durante unos años.

Entre el final de la adolescencia y el principio de la (sub)adultez hay una nueva explosión de decepciones. En mi caso destacaría tres: cuando perdí la virginidad (sí, el sexo está bien, pero la primera vez es lo más torpe, aburrido e insatisfactorio que te puedas echar a la cara), cuando me licencié (cinco años después te das cuenta de que no has aprendido nada y te arrepientes de no haber hecho un FP), y cuando descubrí que los amigos, esos por los que años antes habrías matado, no son para siempre (y en ese momento entiendes por qué tus padres y el resto de los adultos tienen tan pocos).

Decepcionante es pensar que en algún momento de tu vida tuviste exactamente este aspecto.


Luego aún vienen muchas otras: la gran mentira del INEM, los amigos que se emparejan y desaparecen del mapa, o confiar en que eres una buena persona y descubrir que te has convertido en un hijo de puta.

6 comentarios:

  1. Mmm
    Pues vaya visión del asunto... jo.

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  2. pero que le podemos hacer...
    asi es la vida...

    y por algun momento crei que seria la unica que pensaba que la vida era asi, pero no creo que la maayoria de las personas tenemos ese pasado ...

    decepcionante ... o mas bien interesante...

    pues de ahi no crees que haz aprendido, y eres mejor...
    ahora creo que sabes por donde caminar...
    y sabes en quien confiar...

    buen blog!
    interesante...

    un saludo

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  3. la verdad es que la decepción de la carrera es importante'''
    muak
    elgatoconestilo.blogspot.com

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  4. Al menos tú viste el final de una serie; no sé si es bueno o malo el que yo creciera pensando que las series no tenían principio ni final; mucho menos final que principio. La serie iba por un punto y un dia volvía atrás, ¿había visto el final?, nunca me lo planteé XD Es que vi como David se convertía en árbol hace poco jajaa

    Bueno, yo creo que la infancia parece tan bonita porque aún viéndolo desde muy lejos... En Thelma y Louise decían: "no es el fin del mundo, pero desde aquí se ve".... no sé, te das cuenta de las carencias, los vacíos y entonces caes en la cuenta de que no te diste cuenta, de que no aprendió a tejer por casualidad o que tu madre trabajaba mucho, y supongo que eso.... iba a hablar de méritos, pero qué méritos, qué medallas habrá... bahhh

    Bueno, que me gusta como escribe y me e convertido en desgraciado por seguirte; así es la vida

    un abrazo, o un beso, o qué sé yo

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  5. Espero que no estés durmiendo.... nada, decirte que del universo tinerfeño jajaja, y gracias por advertirme de que me sigues, así no... jajajaja, un mal chiste sobre gases XD

    bsos

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