jueves, 6 de enero de 2011

Insight.

Dando por supuesto que los seres humanos dormimos una media de ocho horas y sabiendo que cada ciclo del sueño dura aproximadamente dos horas, lo más habitual es que todos nosotros tengamos unos cuatro sueños cada noche. Otra cosa es que los recordemos.


Hasta hace un tiempo, yo tenía una facilidad tremenda para despertarme recordando algún sueño, aunque últimamente parecía haber perdido esa capacidad. Hoy ha sido diferente: hoy he soñado, lo he recordado y me ha hecho pensar. Mucho... quizá demasiado.

We're doomed.


Estaba en mitad de la calle y el mundo parecía haberse vuelto loco. Como en las películas, cuando todos saben que el apocalipsis va a llegar y la peña empieza a robar tiendas y cometer actos vandálicos. Pregunté extrañado a una persona (no recuerdo si conocida o desconocida) qué estaba pasando y me contestó que un meteorito iba a chocar con la Tierra en seis horas. Concretamente caería en el norte de Italia (¿una señal?) y nosotros seríamos de los primeros en palmar.

Ante semejante panorama, algunos decidían coger el coche para irse lo más lejos posible, aunque todas las vías de escape estaban colapsadas (el sueño incluía un gráfico explicativo de la situación de las carreteras de España, y efectivamente estaban colapsadas). Otros asaltaban tiendas de comida para luego buscar un refugio subterráneo. Yo me di por vencido y preferí aprovechar esas horas para zanjar asuntos pendientes y quedarme con la conciencia tranquila.

Recuerdo haberme despedido de mis padres y haber hablando con algunos amigos (lo típico que se dice cuando sabes que estás a punto de morir). Y justo cuando todo empezaba a derrumbarse y me quedaba tan sólo una cosa por hacer, la más importante de todas, me desperté.

Hacía años que no me despertaba llorando. La sensación es extraña porque es una de esas pocas ocasiones en las que puedes sentir dos cosas aparentemente opuestas: tristeza por lo que acabas de "vivir" y alegría por sentirte vivo y saber que nada de eso ha pasado. Creo que al menos me ha servido para aclarar ciertas prioridades que estaban flotando en el aire.

1 comentario:

  1. Soy una persona que raramente recuerda sus sueños, a lo mejor como un mecanismo de protección (y si es así, más vale que se vaya preparando el mundo el día que todas las mierdas varias salgan a la luz, jajaja) o simplemente porque no los recuerdo y punto.

    Me ha gustado especialmente este post, porque llevo unos días hablando con un amigo sobre recordar los sueños (precisamente) y también porque muchas veces he reflexionado sobre qué pasaría si se nos quedan las cosas sin decir. Si, de repente, por circunstancias (probablemente más realistas que lo del meteorito pero no menos dramáticas) se nos escapara la oportunidad de hacer cuatro cosas, o decir otras cuatro (y quien dice cuatro dice... las que sean).

    Siente la alegría de haber despertado más que la "tristeza" de lo vivido. Y, por supuesto, si el sueño ha hecho que te replantees las prioridades, pues perfecto. Adelante, no te dejes las cosas en el pecho. Haz lo que creas que necesitas hacer, y di lo que tienes que decir. Siempre es buen momento.

    (y, a ver si te pillo por msn alguna vez)

    ResponderEliminar